Manuel Belgrano
Nace, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, en Argentina, en la Capital Buenos Aires, en 1770 el 3 de junio. Su padre fue Don Doménico Belgrano y Pérez y su madre Doña María Josefa González Casero. Esta familia tenía privilegios que otras no, pues Don Doménico, era comerciante opulento.
Manuel cursó sus estudios, en el Colegio San Carlos de Buenos Aires y la etapa universitaria en las Universidades de Salamanca y Valladolid, en España, obteniendo el título de Bachiller en Leyes en el año 1794, obteniendo medalla de oro. Igualmente, se dedicó a otras actividades importantes
En España, tuvo acceso a libros que lo ayudarían en su formación, el papa Pio VI, fue quien lo ayudó dándole el permiso para acceder a ciertas literaturas, que para la época eran prohibidas. Pero, fue en 1789 con los sucesos acontecidos en la Revolución Francesa, que movieron su sentimiento político.
En 1794, es designado como Secretario Permanente del Consulado de Comercio de Buenos Aires, puesto que llevó hasta 1810. Su labor allí consistía en administración de justicia, en lo referente a disputas económica. Promover áreas de productividad agrícola, las de producción industrial y la de distribución, como el comercio
En este cargo, no tenía mucha libertad para obtener los cambios que traía en mente a nivel económico, pero sí pudo lograr darle impulso al ámbito de la educación. Porque en Europa aprendió que más allá del obtener riquezas a través del comercio, la verdadera riqueza estaba en el aprendizaje, es decir la educación.
Adelante para enfrentar la invasión inglesa
En el año 1806, Belgrano tuvo participación en las milicias urbanas como capitán, para enfrentar la invasión inglesa. Luego fue sargento mayor de la unidad de Patricios, fue entonces, ayudante de Santiago Liniers. De igual manera no desatendió su labor en el Consulado
Es importante destacar que, dada su conciencia libertadora comienza las intenciones de ir en contra de las ideas dominantes de España. Es así, como en 1809, cuando comienza la invasión de la ciudad por las tropas francesas, Belgrano forma parte de la dirección de la Revolución de mayo de 1810 ente los días 18 y 25.
Luego de esto, el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires de crea una Junta, donde es designado vocal, para conservar el Virreinato del Rio de Plata, conformado por varios países Latinoamericanos. Más adelante es nombrado, general del ejército de Paraguay, la finalidad, mantener el proceso emancipador.
Pero en 1811 es derrotado por los paraguayos, igual deja un legado importante en su intento de mantener unida Paraguay y Argentina.
La firme convicción de la libertad
Al asumir la jefatura del Ejército del Norte, Manuel Belgrano en 1812 crea y pone en alto la bandera de Argentina el 27 de febrero, en Rosario. Con los colores azul y blanco, haciendo honor a la libertad e independencia.
Pero más allá de eso, su nuevo nombramiento será para hacerle frente a pugnas realistas que seguían sometiendo a Perú. Dando de baja a Pio Tristán, en las famosas batallas de Tucumán en 1812 y Salta acontecida en 1813.
Luego, fue derrotado al instante de avanzar hacia el Alto Perú, que en la actualidad es Bolivia, y lastimosamente siguió bajo el yugo español. Su fracaso lo llevó a la destitución, sin embargo, desde su puesto diplomático ejerció funciones, como en 1815 que fue a Europa con Bernardino Rivadavia para negociar que se reconociera la independencia, sin embargo no fue posible.
Volvió en 1816 al final del Congreso de Tucumán. Se declara y promulga legalmente la independencia de las Provincias Unidas de Rio de Plata, luego de que Belgrano expusiera sus argumentos libertarios.
Más adelante, surgen otros acontecimientos donde centralistas y federalistas se enfrentan en pugnas civiles, en una Argentina ya libre. Belgrano, nuevamente asiste al ejército de Perú, para parar las rebeliones de altos militares, quienes estaban de lado del federalista José Gervasio Artigas.
La vida de Belgrano fue bastante convulsa, hasta el último momento, ayudó con la lucha de Martín Miguel de Güemes de detener la nueva ofensiva española. Pero, una grave enfermedad lo atacó estando en Cruz Alta, por esta razón se desplazó a Tucumán
Lamentablemente, en deplorables condiciones, regresa a Buenos Aires. Las circunstancias de la ciudad, no podrían ser peores en ese momento, ya que al mismo tiempo tenía varios gobernadores. Ya enfermo de muerte, Belgrano profundamente triste y pobre, muere de hidropesía, en 1820 el 20 de junio.
Sus restos reposan en el mausoleo, en la basílica del Rosario de la Capital Federal