San Agustín

Aurelio Agustín nace un 13 de noviembre del año 354, en una comunidad llamada Tagaste pequeña ciudad de Numidia (actualmente se llama provincia de Souk Ahras), en Argelia país ubicado en el norte de África.

Reconocido personaje que iluminó con sus vivencias, ideas y acciones las relaciones que se iban generando a lo largo de la vida entre el alma, el pecado y la salvación en manos de Dios.

Crece en una familia en el cual Patricio su padre fue un pagano presto al servicio del imperio y Mónica una mujer de dulces sentimientos, cristiana de religión y es quien inicia el proceso de inculcarle a su hijo todo aquello que involucra la religión.

Su niñez

Los escritos sostienen que Agustín de niño fue muy temperamental, arrogante y un poco travieso, no obstante, también poseía una capacidad de intuición digna de admirar; por esas mismas cualidades que lo describen es que tarda en enfocarse a los estudios, pero lo hace por esa misma necesidad propia de saber más. Inicia con clases de gramática, continua con artes liberales y retórica.

Formación y educación

Entre los años de 366 y 369, cursa en la antigua ciudad de Madaura, estudios de secundaria, siendo un joven sobresaliente entre los asistentes. En esta etapa Agustín demuestra preferencia por la poesía.

En plena juventud, a la edad de 18 años ya se le conoce su primera pareja con la cual tiene un hijo, ya para esta etapa empieza a demostrar mucho interés en la filosofía y un gusto por el teatro entre otras actividades públicas. Aunque esto no lo aleja de algunos lamentables episodios en los cuales participaba en robos.

Como dato importante a destacar esta que Agustín fue un ferviente creyente del maniqueísmo cuya esencia es la drástica y radical separación entre las cosas buenos y malas, donde no hay puntos intermedios. Esta religión sincrética estaba muy promovida para esa época.

Inicia el camino hacia la luz

A pesar de que desde muy niño Agustín demostró facilidades al orar, al aprender las primeras lecciones de la religión gracias a los esfuerzos de su madre Patricia para que asumiera el cristianismo como forma de vida, esto no fue así; al punto de que no fue bautizado de niño sino hasta la adultez pasado los 30 años.  

Para el año de 391 Agustín decide entregar su fe a Dios adoptando una postura y religión católica, es así como a pesar de ser una decisión difícil a la cual se negó en un principio termino aceptando y más adelante fue investido como sacerdote de la antigua ciudad de Hipona y ya para el año de 395 era obispo de la ciudad.

Fue por esa vida marcada entre distintas religiones y todas muy cercanas e incluso adoptadas por periodos para Agustín que es considerado un ejemplo de enseñanza cuando se habla de la búsqueda constante de Dios, de la verdad y del conocimiento.

La mezcla de religiones permitió forjar en Agustín una persona de corazón noble, pero consciente de las maldades en las personas y de las falsas identidades escondidas en una religión. Siendo capaz de ser amable y sentarse a dialogar y comer con los infieles, pero en cambio se negó a compartir con cristianos de conducta dudosa.

Huellas en su caminar

La labor episcopal de Agustín fue extensa. Se dedicó a predicar mucho tiempo y en distintos lugares, debatió sus ideas con aquellos que iban contra la ortodoxia cristiana, ayudó en la resolución de los diversos problemas y conflictos que manifestaban sus seguidores.

Llego al punto de enfrentarse a las distintas religiones, culturas y formas de pensar todo para dirimir las controversias que se generaban para la época.

En sus últimos años de vida se dedicó a asistir a las personas por los efectos que dejaban las invasiones bárbaras en el norte de África, durante ese periodo fue que cayó enfermo y fallece en la ciudad de Hipona un 28 de agosto del año 430.

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